Esta Libertad común es una consecuencia de la naturaleza del hombre. Su
primera ley es velar por su propia conservación; sus primeros cuidados
son los que se debe a sí mismo; tan pronto como llega a la edad de la
razón, siendo él solo juez de los medios apropiados para
conservarla, adviene por ello su propio señor.
La familia es, pues, si se quiere, el primer modelo de las sociedades
políticas: el jefe es la imagen del padre; el pueblo es la imagen de los
hijos, y habiendo nacido todos iguales y libres, no enajenan su Libertad sino
por su utilidad. Toda la diferencia consiste en que en la familia el amor del
padre por sus hijos le remunera de los cuidados que les presta, y en el Estado
el placer de mando sustituye a este amor que el jefe no siente por sus
pueblos.
Grocio niega que todo poder humano sea Establecido en favor de los que son
gobernados, y cita como ejemplo la esclavitud. Su forma más constante
de razonar consiste en establecer el derecho por el hecho [1]. Se
podría emplear un método más consecuente.
Es, pues, dudoso para Grocio si el género humano pertenece a una
centena de hombres o si esta centena de hombres pertenece al género
humano, y en todo su libro parece inchnarse a la primera opinión;
éste es también el sentir de Hobbes. Ved de este modo a la
especie humana dividida en rebaños de ganado, cada uno de los cuales con
un jefe que lo guarda para devorarlo.
Del mismo modo que un guardián es de naturaleza superior a la de su
rebaño, así los pastores de hombres, que son sus jefes, son
también de una naturaleza superior a la de sus pueblos. Así
razonaba, según Pliilon, el emperador Calígula, y sacaba, con
razón, como consecuencia de tal analogía que los reyes eran
dioses o que los pueblos eran bestias.
El razonamiento de Calígula se asemeja al de Hobbes y al de Grocio.
Aristóteles, antes de ellos dos, había dicho también [2] que
los hombres no son naturalmente iguales, sino que unos nacen para la esclavitud
y otros para la dominación.
Aristóteles tenía razón; pero tomaba el efecto por la
causa: todo hombre nacido en la esclavitud nace para la esclavitud, no hay nada
más cierto. Los esclavos pierden todo en sus cadenas, hasta el deseo de
salir de ellas; aman su servilismo, como los compañeros de Ulises amaban
su embrutecimiento[3]; si hay, pues, esclavos por
naturaleza es porque ha habido
esclavos contra naturaleza. La fuerza ha hecho los primeros esclavos; su
cobardía los ha perpetuado.
No he dicho nada del rey Adán ni del emperador Noé, padre de
tres grandes monarcas, que se repartieron el universo como hicieron los hijos
de Saturno, a quienes se ha creído reconocer en ellos. Yo espero que se
me agradecerá esta moderación; porque, descendiendo directamente
de uno de estos príncipes, y acaso de la rama del primogénito,
¿qué sé yo si, mediante la comprobación de
títulos, no me encontraría con que era el legítimo rey del
género humano? De cualquier modo que sea, no se puede disentir de que
Adán no haya sido soberano del mundo, como Robinsón lo fue de su
isla en tanto que único habitante, y lo que había de
cómodo en el imperio de éste era que el monarca, asegurado en su
trono, no tenía que temer rebelión ni guerras, ni a
conspiraciones.
[1] "Las sabias investigaciones sobre el derecho
público no son, a
menudo, sino la historia de los antiguos abusos. y se obstina. con poca
fortuna. quien se esfuerza en estudiarlas demasiado" (Traité des
intérlts de la France avec ses voisins. por el marqués de
Argenson: imp. de Rey, Amsterdam). He aquí precisamente lo que ha hecho
Grocio.
[2]Politic.. lib. I cap. V. (Ed.)
[3]Vease el tratado de Plutarco titulado "Que los animales usen la razon"